¿Quién es EL AUTOR? El mismo texto nos dice que es Dios. “Escribíle las grandezas de
mi ley” He aquí mi Biblia, ¿quién la escribió? La abro y observo que se compone de una serie de
opúsculos. Los cinco primeros fueron escritos por un hombre llamado Moisés. Paso las páginas y
veo que hay otros escritores tales como David, y Salomón. Encuentro a Miqueas, Amós, Oseas.
Sigo adelante y llego a las luminosas páginas del Nuevo Testamento, y allí están Mateo, Marcos,
Lucas y Juan; Pablo, Pedro, Santiago y otros; pero cuando cierro el libro me pregunto: ¿Quién es
su autor? ¿Pueden estos hombres, en conjunto, atribuirse la paternidad de este libro? ¿Son ellos
verás visible y manifiesto en cualquier lugar”. “Escribíle las grandezas de mi ley.”
CH. SPURGEON.
realmente los autores de este extenso volumen? ¿Se reparten entre todos el honor? Nuestra fe santa
nos dice que no. Este libro es la escritura del Dios viviente; cada letra fue escrita por el dedo
del Todopoderoso, cada palabra ha salido de sus labios sempiternos; cada frase ha sido dictada por
el Espíritu Santo. Aunque Moisés escribió su narración con ardiente pluma, fue Dios el que guió
su mano. David tocaba el arpa haciendo que dulces y melodiosos salmos brotasen de sus dedos,
pero era Dios quien movía sus manos sobre las cuerdas vivas de su instrumento de oro, Salomón
entonó cánticos de amor, y pronunció palabras de profunda sabiduría, pero fue Dios el que dirigió
sus labios, y Suya es la elocuencia del Predicador. Si sigo al atronador Nahum con sus caballos
surcando las aguas, o a Habacuc cuando vio las tiendas de Cusán en aflicción; si leo de Malaquías
con la tierra ardiendo como un horno; si paso a las plácidas páginas de Juan que nos hablan del
amor, o a los severos y fogosos capítulos de Pedro que nos cuentan del fuego que devora a los
enemigos de Dios; o a Judas, que lanza anatemas contra sus adversarios; siempre, y en cada uno
de ellos, veo que es Dios quien habla. Es su voz, no la del hombre; son las palabras del Eterno,
del Invisible, del Todopoderoso, de Jehová. La Biblia es la Biblia de Dios, y cuando la
contemplo, paréceme oír una voz que sale de ella diciendo: “Soy el libro de Dios; hombre, ¡léeme!
Soy su escritura; abre mis hojas, porque he sido escrito por El; léelas, porque Él es mi autor, y le
verás visible y manifiesto en cualquier lugar”. “Escribíle las grandezas de mi ley.”
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